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jueves, 26 de junio de 2014

A veces.


Y a veces quisieras insultarlo a los gritos y bailar sobre su cadáver y decirle: 
“Si estuvieras muerto escupiría tus ojos, aún muerto te insultaría y te golpearía porque me has dejado tanto tiempo sola, debajo de una alcantarilla, amándote perversamente en lo más bajo de una soledad grotesca y pestilente, hecha de tu cuerpo invisible y de mi deseo por ti que sólo morirá conmigo…”

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